martes, 27 de abril de 2010

Qué bonito

Escrito por Carlos Torrijos Pareja.

Primeramente, me gustaría explicarme. El otro día escribí “Qué bonito” para mi gente cercana. Después de recibir un correo de Santi (moderador de este blog) he pensado en compartirlo con todos vosotros, mi intención es que niños y mayores, vean lo gratificante que puede ser escribir, plasmar pensamientos en un folio, sin tener en cuenta su extensión o calidad literaria, simplemente son sentimientos del momento, pero en el futuro nos pueden ayudar a conocernos mejor.

No pretendo que nadie saque su yo a la luz pública, solo con que cualquiera de vosotros empiece a escribir “bobadas” en un papel, y lo guarde, puede ser que algún día lo vuelva a leer, aunque solo sea para hacer limpieza del cajón, y si lo vuelve a guardar, ese día sin saberlo, habrá nacido otro escritor.

QUÉ BONITO

Qué bonito sentarse plácidamente frente al ordenador, para aquellos que como yo, siempre hemos carecido de buena ortografía, y los pensamientos junto a la gramática, se nos amontonaban, teniendo que elegir entre volver a copiar después de darle un repaso, o querer encontrar esa lucida frase que había visitado nuestra mente un instante antes de manera efímera y que ahora por culpa de una v ó una b, se ha vuelto confusa en su estructura.

Qué bonito escribir esos versos con delicadeza, tal y como van surgiendo de tu alma, pensando en la persona amada, para luego colocarlos en un orden escalonado, y así dar más sentido a la verdad de lo quieres expresar, e incluso perfilar nuevas palabras, con la intención de no ser repetitivo.

Qué bonito hacer llegar tus inquietudes del presente a tus seres queridos, intercalando paradojas y descripciones, para que todos siendo diferentes, puedan reconocer tus sentimientos y al mismo tiempo sentirse abrazados con la misma intensidad.

Qué bonito poder plasmar en un Mega, el porqué de toda una vida analizada desde la distancia, para que nunca se te olvide lo que fuiste, lo que quisiste ser, por lo que luchaste y aquello que dejaste olvidado en un rincón de tu mente, sin lo cual nada habría tenido sentido.

Qué bonito soñar con la felicidad, cambiar las situaciones más desfavorables por quimeras inventadas, dejar la realidad en un plano celeste volando junto a tu ausencia a un paraíso creado por ti, del que nadie sabe, el que solo tú puedes encontrar simplemente con leer de nuevo las primeras líneas y cerrar los ojos recordando el resto, al tiempo que modificas a tu antojo los detalles más superficiales.

Qué bonito leer lo escrito en el pasado y ver que quedó incompleto, pues el día que un pensamiento no tenga más profundidad, nada que pudiera agregarse a cualquier tema para precisar un concepto, dejará de interesarte escribir, pues para nadie, ni siquiera para ti, tendrán interés tus escritos.

Qué bonito cuando tus descendientes hallen por error tus memorias y te descubran tal como eras, o como quieras que te recuerden, y puedan comparar lo que escribiste sobre ti y los demás con lo que otros le han contado, y entiendan o no, porqué tus divagaciones literarias tocaban siempre los mismos temas, y al final, cansados de leer puedan sentir admiración o desprecio por tu obra o tu persona, pero sobre todo seguirás despertando sentimientos.

Qué bonito volver a leer esto que acabo de escribir y antes de mandarlo a mis allegados, sentir que está incompleto, que sobre este tema podría estar escribiendo todo el tiempo, que gracias a mis tonterías, no solo me voy conociendo poco a poco, si no que me doy a conocer a los demás.

Qué bonito sobre todo, saber que aquello que sin querer aprendimos en la infancia, nos servirá para hacer más placentera nuestra vejez.

Carlos Torrijos.

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