jueves, 24 de mayo de 2007

Romería de la Virgen del Viso

Escrito por Santiago Martín Antruejo.

Como cada año, el lunes de Pascua de Pentecostés numerosos vecinos de Sanzoles y de otras localidades de alrededor como Madridanos, Moraleja del Vino, Villalazán, Villaralbo, Gema, Casaseca de las Chanas o Arcenillas se dan cita en la pequeña localidad de Bamba del Vino para celebrar la tradicional romería en honor a la Virgen del Viso (o del Aviso), patrona de nuestra comarca: La “Tierra del Vino”.

Para todo buen peregrino que acude ese día a Bamba, es de obligado cumplimiento hacer una visita a la Virgen en la iglesia de esta localidad: su casa durante todo el año. Muchos de ellos acuden a venerarla caminando desde la localidad donde viven en búsqueda de ayuda o en son de agradecimiento. Ese día, aparte de asistir a los oficios religiosos, sus devotos se quedan después a comer y/o a merendar en la pradera del pueblo, situada al lado del arroyo Aribayos, pasando el resto de la jornada en un ambiente festivo.

No es solamente este día cuando se asiste masivamente hasta este templo. A lo largo de la primavera, en jornadas diferentes llegan por separado los vecinos de las localidades que desde antiguo promulgaron su obligación de peregrinar hasta las plantas de la Virgen en rogativa y voto, y cada pueblo tiene sus formas y sus ritos propios.

A la Virgen del Viso se le atribuye la leyenda de haberse aparecido a dos pastores, en tiempos diferentes de dos siglos consecutivos, y haberles anunciado el sitio exacto donde se encontraban enterrados los restos del toledano San Ildefonso, que habían sido trasladados y escondidos por los cristianos en su huida de las tropas árabes en el solar de la actual iglesia de San Pedro y San Ildefonso de Zamora.

Éstos, como la Virgen les había ordenado, viajaron en siglos diferentes (Siglos XIII y XIV) hasta Zamora para explicar ante las autoridades eclesiásticas la situación del sepulcro, que hasta entonces era ignorada. Al primero de ellos, Pascual (natural de la localidad de Jambrina) no se le escuchó. Se le ignoró, pero al segundo no. El párroco escuchó el relato en presencia del Obispo Don Suero. Se siguieron las indicaciones y se produjo el hallazgo del cuerpo del famoso Santo oculto en una deteriorada caja de madera. A partir de este momento y por esa señal o anuncio se la denominó indistintamente "Nuestra Señora del Viso (o del Aviso)".

Desde entonces, la Virgen fue intensamente enaltecida en una ermita propia situada sobre el cerro del Viso, un otero cercano y dominante perteneciente al término de Bamba que de ella tomó su nombre, en cuya cumbre actualmente está instalado un repetidor de televisión. Desde tan elevado emplazamiento contempló y protegió a los pueblos que quedaba a la vista y en general a todos los demás de la comarca de Tierra del Vino que la aclamó como patrona.

La ermita, de origen templario, fue una de las primeras que existieron en la diócesis de Zamora. Allí su imagen fue venerada hasta finales del siglo XVIII, hasta que por ruina y por las ansias de acercar la imagen venerada a la población, fue bajada a la parroquia de la localidad con la aprobación de los pueblos comarcanos. Dicha parroquia sufrió diversas obras para acondicionarla como santuario de la patrona comarcal. Las piedras de la antigua ermita se reutilizaron para construir su actual camerino, ubicado tras el retablo mayor del altar, al que se le recortó en su centro un gran arco para que desde cualquier punto de la iglesia se pudiese divisar a la Virgen. También se construyeron unas escaleras laterales para poder acceder a dicho camerino.

La imagen que se encuentra en la iglesia de Bamba es de estilo gótico y fue labrada a tamaño natural en piedra arenisca a finales del siglo XIV. La talla es noble, hermosa y muestra a la Virgen de pie sosteniendo a su hijo en brazos (con su mano izquierda) a quien mira con atención. La Virgen tiene un rostro redondeado de finos rasgos y de frente despejada. El niño, de cabello rizado, lleva en su mano una manzana.

En una procesión con la que se la honraba, la escultura se cayó de las andas, rompiéndose en varios fragmentos. Para unirlos se añadieron unos gruesos flejes de hierro que estropearon su estética original. Por eso, actualmente, la talla se presenta bajo mantos de tela, dejando ver solo las caras de la Virgen y del Niño. Desde entonces, solo en ocasiones de especial solemnidad se saca la imagen en procesión. Para su paseo por las calles del pueblo se utiliza una hermosa carroza barroca de ruedas torneadas, que es empujada con respeto por los devotos. Sobre ella se apoya la imagen, dotada de un dosel que se sujeta sobre cuatro columnas de plata repujada y bruñida.

Hace unos años la talla se benefició de una intensa restauración para poder exponerla en las Edades del Hombre del año 2000, celebrada en Zamora capital.

Fotos de una de las últimas salidas que hizo, concretamente en la conmemoración del Año Santo Mariano de 1987-1988.

Antiguamente, La Virgen del Viso se llevada a Zamora acompañada por todas las cofradías y estandartes de la Tierra del Vino, donde se unía con la de la Hiniesta. A estas procesiones se las llamaba popularmente "Procesiones de las imágenes" y tenían lugar en tiempos de sequía.

La frecuencia de estas procesiones, los gastos que ocasionaban a la ciudad y a los pueblos , las peleas con devotos de otras advocaciones y las competencias surgidas entre el Ayuntamiento y el Cabildo dio pretexto al Conde de Aranda para que por orden del Supremo Consejo de Castilla de 8 de Mayo de 1773 no se consintieran en lo sucesivo las procesiones de rogativa en que se llevaban a Zamora las imágenes de Nuestra Señora de la Hiniesta y del Viso, dictaminando que las rogativas y las preces se celebrasen en las mismas iglesias donde se veneraban las imágenes.

Una pandila de Sanzoles merendando en la pradera.